27 Oct Lo cotidiano de la ansiedad
Nos parece muy acorde poner este título que hace referencia a la cotidianidad de los síntomas, cuando realmente es en la vida diaria donde más apreciamos o nos damos cuenta de que algo de lo que nos pasa no está bien.
Estamos acostumbrados a la inmediatez, la rapidez, el ritmo del día a día, lo que se espera de nosotros… y sin darnos cuenta, estamos ya metidos en un bucle ansioso del cual, a simple vista, se nos hace bola, dificultándonos la salida.
Puede ser que estos primeros síntomas aparezcan en forma de opresión en el pecho, sensación de angustia, sudoración en las manos, nerviosismo, palpitaciones, sensación de mareo… ¿Los reconoces? ¿Los has sentido alguna vez? Pues sí, son síntomas de la ansiedad, y que se den la mayoría de ellos te está advirtiendo de la posibilidad de sufrir un ataque de pánico. Si has sentido estos síntomas, lo primero es decirte que es totalmente normal que en algún momento de tu vida atravieses alguna situación la cual te provoque esto. Los síntomas que tienen que ver con la salud mental están muy relacionados con las dificultades diarias en la vida personal, laboral, familiar… por lo tanto es normal que hayas atravesado una situación cotidiana que haya precipitado síntomas de ansiedad. Lo importante es ¿qué hacer después? ¿qué hago si estos síntomas aparecen?
La primera recomendación es buscar apoyo, tanto de familiares, amigos, como una ayuda profesional (sobre todo si los síntomas son mantenidos en el tiempo, y aumentan en intensidad).
La segunda recomendación es: respira. Parece fácil ¿verdad? Es importante que sepas que de ansiedad o de un ataque de pánico no te vas a morir. Es verdad que se pasa fatal, pero no hay riesgo para tu vida. Consiste en que puedas encontrar, dentro de toda esa intranquilidad, un resquicio de calma, que te permita respirar y coger un poco de aire.
Y la tercera recomendación es: si ves que los síntomas persisten, la búsqueda de ayuda con un profesional no es una recomendación, sino una necesidad. Es importante que prioricemos por fin nuestra salud mental, porque además de toda la incapacidad asociada a este malestar, es la causante de muchos malestares físicos que pueden venir como una consecuencia somática de los problemas de salud mental.
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