23 Sep Terapia de pareja: qué es y para quién
Quizás hayamos oído hablar de la terapia de pareja muchas veces, incluso hemos podido pensar que quizás nos habría venido bien en algún momento de nuestra relación, o ahora que estamos atravesando un mal momento. Pero claro…¿qué es exactamente? ¿qué podemos esperar de la terapia de pareja? Realmente nunca nos hemos visto inmersos en un proceso así, quizás nunca hayas ido a terapia de manera individual, y esto te suene un poco a chino.
Para eso es este artículo, vamos a tratar de esclarecer las posibles preguntas que pueden surgir antes de iniciar una terapia de pareja, o las preguntas que sí que nos llegan a consulta cuando alguien pregunta por terapia de pareja.
En primer lugar vamos a responder:
¿Qué es la terapia de pareja y para quién?
La terapia de pareja es una modalidad dentro de las posibles psicoterapias que puedes encontrarte en cualquier clínica o gabinete psicológico, en la que precisamente las dificultades que se atajan son las que se dan en la pareja o en la relación.
Estas dificultades pueden ser tanto leves, como estar al borde del divorcio. De hecho es bastante común que se acuda a este recurso cuando parece que quedan pocas cosas por intentar. Pero la realidad, es que cualquier pareja, con conflictos o no, puede beneficiarse de este proceso.
En una terapia de este estilo vamos a entender la raíz de los conflictos de pareja. Para esto, es importante entender y aceptar que cada miembro de la pareja ya viene con la mochila cargada. ¿A qué nos referimos con esto? todos hemos atravesado dificultades en el pasado, relacionales o no; o quizás arrastramos modelos de pareja anteriores a la actual, o quizás entendemos la pareja tal y como la entienden nuestros padres…y nuestra pareja igual. Entonces, si no coincidimos con la forma de entender y vivir la pareja, es muy probable que surjan dificultades. Aceptar que cada uno ya tiene su propia historia antes de la historia de la relación es primordial. Y esto no quiere decir que esté mal, por supuesto que no. Son nuestras vivencias anteriores que, queramos o no, han dejado huella.
Por otro lado, es importante reflexionar acerca de la relación de pareja y cómo se genera día a día. ¿A qué nos resuena? ¿Todas nuestras relaciones han sido iguales? ¿Cómo pido lo que necesito? ¿Cómo me comunico? Y el otro miembro de la pareja también puede preguntarse esto. Empezar a identificar cómo son nuestras dinámicas en la relación es muy importante. Primero debemos identificar, comprender de dónde viene y aceptar el hecho de que esto es así. No podemos o desde luego no debemos culparnos por las cosas que hemos hecho mal, pero sí podemos identificar qué es, de dónde me sale reaccionar así, entenderlo, transitarlo, para poder después introducir cambios acerca de cómo quiero relacionarme a partir de ahora. Y entender que esto forma parte de nuestra dinámica de relación, porque el cómo yo digo o cómo yo hago algo, responde también a lo que espero del otro. Pero…¿el otro sabe qué se espera de él o de ella? ¿se ha hablado de cómo cada uno entiende las relaciones y qué necesita en la suya propia?
A todos nos ha pasado en algún momento decir: «mi pareja se enfada por todo», por algo tal vez que hemos hecho o dicho, pero no entendemos muy bien por qué, ya que nuestra intención era buena. Ese enfado responde a algo que el otro miembro de la pareja esperaba o deseaba de nosotros y no ha ocurrido. Probablemente, porque nosotros no hemos entendido esa necesidad, no se nos ha comunicado, o estábamos enganchados en nuestra propia dinámica que no hemos podido ver la del otro. ¿Os ha pasado?
Por lo tanto, queda claro que todos podemos beneficiarnos de un psicólogo de pareja, que permite entenderse, comunicarse y vivir mejor otros aspectos de nuestra relación.
¿Qué diferencia una terapia de pareja de otras?
Hay distintos enfoque para la terapia de pareja. En Orukami Psicología nos apoyamos en un enfoque sistémico. ¿Y esto qué es? Un enfoque sistémico es un enfoque entendiendo los diferentes sistemas de la familia y sus relaciones. Entender nuestra relación de pareja comprendiendo nuestra relación con otros miembros de la familia, otras personas, relaciones anteriores… Trabajamos desde un enfoque relacional y de vínculo. Entendemos que sí o sí las relaciones previas han marcado algo en nosotros y nuestra forma de estar en el mundo. Y nuestra familia también tiene algo que ver en esto: cómo nuestros padres han sido pareja también es algo que influye en nuestra forma de entender las relaciones con el otro, al final es lo que hemos visto desde pequeños, parece obvio ¿no?.
Con la forma de relacionarnos no sólo hablamos de comunicación, sino también de afecto. ¿Expresamos el afecto que sentimos? ¿Y cómo lo hacemos? ¿Lo expresamos tal y como nos gusta a nosotros recibirlo, o somos capaces de entender o ver que la otra persona recibe el afecto de una manera distinta? Es difícil entender esto, pero quizás a mí me gusta que me den los buenos días, y mi pareja prefiere el mimo físico; o quizás yo prefiera un regalo, y a mi pareja le gusta que le llamen mientras está en el trabajo para ver qué tal le ha ido el día. ¿Os suena? Tenemos la costumbre de pensar, o de no darnos cuenta, de que no todos recibimos el afecto de la misma forma, y por tanto ese es un esfuerzo que cada uno debe asumir por el otro.
En otro post anterior hablábamos de la Teoría del Amor según Stenberg, y de los componentes del amor según dicho autor: intimidad, pasión y compromiso. ¿Sabemos cómo se encuentra esto en nuestra relación actualmente? Te animamos a que entres en el otro artículo para poder identificar qué comportamientos están asociados a cada uno de estos componentes y que podáis hacer con vuestra pareja un ejercicio de introspección.
Fases de la terapia de pareja
En una terapia de pareja hay una fase inicial importantísima de evaluación. En cualquier proceso de psicoterapia hay una fase de evaluación, pero en este caso se pone de relieve la importancia de esto ya que, no sólo es evaluar las necesidades de cada miembro de la pareja y cómo se sienten, sino la parte de la relación (cómo se comunican, cómo se alimenta cada parte, cómo se mantiene la sintomatología o el conflicto, qué es lo que desata las emociones negativas en la pareja…). Dentro de este proceso de evaluación vamos también a ubicar nuestra relación en términos de intimidad, pasión y compromiso.
Las relaciones no son estáticas ni deben serlo, como tampoco iguales entre unas y otras parejas. Cada relación es diferente y va transitando un camino a lo largo del tiempo, no siempre está igual. Quizás esto leído parezca evidente, pero no lo es tanto. Si leemos esto somos capaces de entender que nuestra relación ahora no se encuentra en la misma fase de enamoramiento inicial como cuando llevábamos un año, pero nos dejamos de lado que tampoco estamos en la misma etapa de compromiso, ¿no? Probablemente hayamos adquirido compromisos mayores el uno con el otro, quizás hayamos hecho algún ritual de unión como una boda, o incluso quizás tengamos hijos en común, y poco y nada tiene que ver esta situación con la inicial (en términos positivos y negativos).
Dentro de esta fase de evaluación también miramos cómo nos comunicamos y en qué rol o roles nos colocamos en cada momento de nuestra relación, con cada cosa que pasa. Porque, igual que nuestra relación, nosotros como persona individual tampoco somos los mismos siempre. Evidentemente hay una parte estática, nuestra personalidad no sufre grandes cambios, y nos gusta o nos duelen las mismas cosas que en otros momentos, pero no siempre nos sentimos igual, y por lo tanto ni nos comunicamos igual, ni expresamos igual el afecto, ni tenemos la misma fuerza para resolver o no los conflictos.
Y a parte de evaluar cómo estamos, vamos a establecer compromisos y estrategias acerca de cómo queremos estar en el futuro, cuales son realmente nuestros objetivos o metas a conseguir a través de la terapia de pareja. Esto también es primordial, es importante ajustar expectativas entre lo que queremos conseguir y lo que podemos conseguir realmente, ya que el cambio en la relación no sólo recae en un miembro. Pero una vez sabemos hasta dónde podemos llegar con el proceso y todos los recursos que cada miembro de la pareja puede y está dispuesto a movilizar, es hora de establecer los objetivos terapéuticos, que por supuesto deben ser comunes, sino cada uno rema para un lado distinto.
Puede pasar al principio que cada uno viva el conflicto de manera diferente y que entonces pida o demande cosas distintas. Esto es habitual, y para eso está el/la psicólogo/a o terapeuta. En el proceso os guiará para que consigáis llegar a estos puntos en común, o a entender por qué nos cuesta tanto entender al otro en determinadas situaciones, o por qué estamos estancados en esto y en este momento.
Lo que habitualmente pasa también en la terapia de pareja es que suele haber un miembro más implicado en el proceso que el otro (incluso a veces uno de los miembros viene casi arrastrado al proceso). La motivación al cambio va a determinar con mucha seguridad el rumbo y ritmo del proceso. Pero esto es algo que también atajará en sesión el/la terapeuta. Confiar en el proceso y en el/la psicólogo/a que guía vuestro proceso es primordial, y que podáis comunicaros cuando sentís que el proceso se estanca o no lleva el ritmo que a uno le gustaría. Al final, en una terapia de pareja construimos otras maneras de entender o ver nuestra historia (la de la propia pareja pero también la individual), otras formas de comunicarnos, de entendernos, otras vías o alternativas, y por supuesto nuevos recursos y herramientas para incorporar en nuestra vida.
Si te has sentido identificado/a en algún momento en la lectura de este artículo, puedes consultarnos una cita para terapia de pareja sin compromiso.
Entendemos que tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia, tanto en individual como en pareja, no es sencillo, por lo que esperamos que este artículo os haya servido de ayuda.
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