Autolesiones en adolescentes

Autolesiones en adolescentes

Autolesiones en adolescentes

La adolescencia es un periodo vital complejo donde emergen muchos cambios. A nivel cerebral se van asentando cambios con sus correspondencias hormonales que influyen en la apariencia física, en el comportamiento, en las emociones, etc. Mucha intensidad emocional y picos de emociones son parte clave de esta etapa, donde el adolescente siente cosas que no sabe identificar, gestionar, comunicar y esto puede dar lugar a episodios de descontrol. Las autolesiones están en auge y es una parte dura de esta intensidad emocional. Desgraciadamente, es una práctica que se encuentra fácilmente en internet (con consejos, indicaciones, y comunidades que la apoyan).

Pero ¿por qué se produce esta práctica? ¿qué lleva a hacer eso? Como indica Carmen Esteban en su libro, “Bienvenida adolesc(i)encia”, son prácticas no suicidas que se suelen estigmatizar con frases como “lo hace para llamar la atención” o “lo mejor es no reforzarlo dándole importancia”. Esto lo único que produce es una invalidación que hace que se escondan más y no pidan ayuda porque no se sienten comprendidos.

Dentro de las autolesiones encontramos dos tipos: autolesiones no suicidas (NSSI- Non Suicidal-Self Injury) y el comportamiento suicida. La diferencia entre ambas es el objetivo. En la segunda el objetivo es quitarse la vida, mientras que en la primera lo que se observa es una descarga de dolor emocional a través del dolor físico, produciendo sensación de alivio o, por otro lado, como forma de autocastigo. Estas conductas autolesivas pueden mostrarse a través de cortes, quemaduras, pinchazos, raspar la piel, perforaciones o golpes, entre otras muchas. Aunque observamos la parte física, el origen es psicológico. Muchas familias sufren una montaña rusa de emociones cuando se enteran de que su hijo/a realiza esta práctica: culpa, tristeza, frustración, enfado… A veces, desde el miedo y la preocupación, se tiende a quitar importancia.

El motivo principal de estas prácticas es que el placer y el dolor activan la misma zona del cerebro. Autoinfligirse dolor libera endorfinas las cuales generan un pico de sensaciones que interrumpe el dolor emocional previo, produciendo alivio o un corte en la experiencia emocional. Esto suele provocar dependencia a esa conducta, ya que es difícil experimentar esas emociones intensas y se suelen desviar a través de estas conductas. También pueden expresar un enfado o ira que en ocasiones no se puede expresar hacia fuera por lo que se introyecta o también, como forma de castigarse a uno mismo.

¿Qué hacer si esto está sucediendo?

  • Como padres, es importante señalar esta conducta y no esconderla, dado que eso puede mantenerla en el tiempo. A la hora de hablarlo es importante tener un estado tranquilo, ya que si nos acercamos desde el enfado lo más probable es que la conversación no funcione. Tener una actitud de preocupación amable y cercana favorece la comunicación.
  • Compartir la preocupación que esto genera
  • Dejar hablar y que se explique
  • Evitar preguntas que generen un bloque emocional como “¿pero por qué lo haces?” “¿Qué se te pasa por la cabeza cuando lo haces?”
  • Utilizar frases de entendimiento como “he leído sobre ello e imagino que debes estar sufriendo mucho”
  • Hacer preguntas constructivas: “¿cómo podemos ayudarte?” “¿se lo has contado a alguien?” “con quién te sentirías cómodo para hablar de esto?”
  • Ofrecer soluciones: quitar los elementos de la habitación que pueda utilizar para ello, crear algún tipo de protocolo para cuando sienta ganas de hacerlo: que avise a alguien de confianza, que salga de casa, etc.
  • Buscar ayuda psicológica para aprender a gestionar las emociones, trabajar la autoestima, el autorrespeto y buscar métodos de resolución de conflictos constructivos. Cuando el adolescente es descubierto, suele acceder a recibir ayuda, pero si este no fuera el caso, tendrían que ser los padres los que acudan a sesión para recibir pautas de actuación y aprender a cómo ayudarle de la mejor manera.

Aquí en Orukami tenemos experiencia tratando esta problemática. Si sientes que alguien de tu entorno puede estar padeciendo esto o tu mismo, ponte en contacto con nosotras. Estaremos encantadas de ayudarte.

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