La importancia de desconectar

La importancia de desconectar

La importancia de desconectar

Se acerca el periodo de vacaciones: el verano ya está aquí y supone un periodo de ruptura con nuestra rutina. Generalmente esto despierta ganas e ilusión, pero muchas veces también es fuente de estrés. Dónde ir, la organización -esto se agrava si se viaja en familia-, el calor, las ganas de realizar actividades, etc. son muchos de los elementos que nos remueven y en ocasiones impiden que desconectemos. Durante el año, es fácil tener un ritmo de vida acelerado con rutinas exigentes y el desconectar cada vez supone más reto. Tener horas libres suele ser la excepción y cuando las vacaciones nos las ofrecen tendemos a seguir la inercia del ritmo.

¿Qué sentimos al plantearnos la idea de no hacer nada? ¿qué pasa por no llenar las horas? La lógica de la productividad está cada vez más instaurada en nuestro tiempo libre, cargándonos con más peso en los momentos donde deberíamos soltar. Aburrirse es una tarea difícil hoy en día, dado que el entretenimiento está en bandeja constantemente. Desde nuestros dispositivos móviles, los planes de ocio, hasta nuestras pantallas. El aburrimiento es muy importante a nivel psicológico dado que nos permite estar a solas con nosotros mismos y conectar con lo que está a un nivel más profundo o menos accesible -cuando estamos entretenidos u ocupados todo el tiempo-. El aburrirse fomenta la relajación, la paciencia y la creatividad. La actividad mental a la que estamos sometidos en nuestro día a día tiene unos límites y es importante respetarlos. Conectar con el presente y parar se ha demostrado como muy beneficioso para nuestro bienestar y es algo de lo que es muy fácil desconectar en nuestra rutina. Conectar con lo que queremos y con lo que somos es más fácil sin tanto ruido de fondo.

Alicia Walf, una neurocientífica, comenta que «aburrirse mejora las conexiones sociales. Los neurocientíficos sociales han descubierto que el cerebro tiene una red de modo por defecto que se activa cuando nos desentendemos de hacer cosas. De hecho, el aburrimiento puede fomentar las ideas creativas, rellenando las menguantes reservas y proporcionando un periodo de incubación para que nazcan ideas de trabajo embrionarias» y agrega “el cerebro obtiene un descanso muy necesario cuando no lo hacemos trabajar demasiado. Algunos escritores famosos han afirmado que sus ideas más creativas les llegan cuando están moviendo muebles, duchándose o arrancando malas hierbas. A estos momentos de inspiración se les llama insight«.

¿Cómo desconectar? Probar a no planificarse toda la agenda, a realizar una actividad sin otra de fondo, a dejar el móvil -u otra pantalla- en otra habitación, el dejarnos estar sin hacer nada y observar qué se nos mueve dentro pueden ser mini-tareas que nos ayudan a ir incorporando esta sensación de -aparente- vacío. Sorprende ver lo difícil que parece al principio, pero podemos ir entrenando esta sensación.

En verano, es importante parar. Y esto significa mucho más que estar de vacaciones. Es una actitud que podemos cultivar y que nos ayudará durante el resto del año.

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