¿Por qué se abandona un proceso de terapia?

Por qué se abandona un proceso de terapia

¿Por qué se abandona un proceso de terapia?

Las razones por la que se abandona un proceso de terapia pueden ser muchas, pero es importante poder enumerarlas y ponerle palabras para poder identificar si esto nos ha pasado o nos sentimos así en estos momentos, y qué hacer (si aún seguimos en un proceso terapéutico y pensando en abandonar).

Las razones pueden ser varias, pero lo que más nos encontramos es miedo a lo que va a pasar o está pasando. Muchas personas “se asoman” a la terapia y, o bien da mucho vértigo todo lo que está saliendo, o bien sienten que no necesitan revisar estas cosas o estos aspectos, entonces se van.

Aquí entra también la corriente o formación del propio terapeuta. Hay personas que se niegan a revisar aspectos de su pasado más temprano, de su infancia, o que sienten que no tiene sentido, o no están preparados para revisar eso… y para nosotras en Orukami Psicología es imprescindible revisar las primeras historias de vínculo y apego para poder entender las relaciones en la actualidad.

Otras veces las expectativas que trae el paciente son distintas a la forma de trabajo u objetivos del terapeuta. Es importante esclarecer al principio de la terapia cómo va a ser el proceso, y revisar las expectativas, precisamente para que este punto esté claro y el paciente aterrice sus expectativas y si van a poder ser cubiertas o no. Si el paciente tiene una expectativa y no va a poder ser cubierta (por el motivo que sea, habitualmente por expectativas poco realistas) debemos trasladárselo para que pueda buscar otro proceso u otra solución.

Algo que también puede pasar es la falta de sintonía entre paciente-terapeuta. Esto es imprescindible… si no nos sentimos acogidos o comprendidos por nuestro terapeuta no hay nada que hacer, necesitamos sentir ese “feeling” en la relación. Desde Orukami Psicología damos mucha importancia a este proceso de alianza y vínculo. Esta parte va a determinar la confianza y seguridad del resto del proceso. Si yo siento que este es mi espacio, mi lugar seguro, y aquí puede pasar lo que sea que alguien me va a recoger, acompañar, entender, entonces sí puedo ser visto/a y comprendido/a. Puedes leer más en nuestro anterior post pinchando en el siguiente enlace: Relación terapéutica.

Otro motivo es el económico. La idea es que el proceso de terapia no se alargue en el tiempo, pero es importante ser constante y consecuente con el proceso. Es posible que para la persona se haga un gasto alto y no pueda seguir afrontándolo.

Y a veces lo que puede pasar es que el terapeuta haga alguna estrategia a destiempo, o cometa algún error, y quiebre una parte de la relación o del trabajo. Es por esto que invertimos en la supervisión de nuestros casos, para minimizar estos errores. Quizás reflejamos algo que el paciente no estaba preparado para recibir, o confrontamos de una manera quizás muy directa o autoritaria. Somos humanos y puede darse una situación de equivocación por nuestra parte.

Incluso dejar de confiar en el proceso. Cuando la dificultad está cronificada, sentimos que no vamos a poder ser ayudados, y que vamos a tener que estar mucho tiempo en terapia. Quizás no sea así, es importante poder reflejarlo en nuestro proceso con nuestra terapeuta.

Sea cual sea tu motivo, si aún sigues en un proceso terapéutico, te animamos a que lo hables con tu psicóloga. Es muy importante la sinceridad en el proceso, sobre todo para poder aclarar o desatascar la situación.

Por supuesto es decisión tuya seguir o no con tu proceso, pero poder aclarar lo que ha pasado es importante para ambas partes.

No hay comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.