Sobre las emociones (parte II): la tristeza

La tristeza

Sobre las emociones (parte II): la tristeza

La tristeza es una emoción muy común que está estrechamente relacionada con la pérdida. A nivel emocional supone elaborar un vacío o ausencia. Esta puede deberse a un vínculo, a un cambio, a una situación, a expectativas, etc. Es la emoción más asociada a la reflexión y el aislamiento, nos ayuda a pensar y colocarnos ante situaciones difíciles. En terapia vemos cómo es difícil de gestionar para muchas personas, que tienden a evitarla a través de la distracción continua, el consumo de sustancias o experiencias, el “no pensar”, la evitación experiencial, etc.

Más elementos asociados pueden ser: el insomnio, la pérdida o ganancia sustancial de apetito, falta de atención, ganas recurrentes de llorar, el bloqueo o la susceptibilidad. Nos hace estar más pesimistas e influye hasta en el tipo de información que recuperamos de nuestro pasado -eventos más duros, normalmente-. Nos hace necesitar más mimo y protección dado que nos hace sentir muy vulnerables. Entender qué mensajes nos trae o ante qué responde es vital para ajustarnos más y poder tener una vida más conectada con lo que queremos.

En su libro, “El poder de las palabras”, Mariano Sigman nos da claves para poder transitar esta emoción -y en el fondo, todas-:

  1. Huir de la soledad: la soledad emocional implica un gran dolor, nos aísla y perpetúa nuestro sufrimiento. El poder conversar con alguien sobre lo que nos pasa, nos ayuda a tomar perspectiva, sentirnos entendidos (y por tanto, menos solos en lo que nos pasa) y darle sentido a nuestra emoción (es decir, resignificarla, lo cual nos ayuda a procesarla y por tanto, a estar mejor progresivamente).
  2. Estar en presencia física. Nos referimos a la parte más corporal, el exponernos a la compañía de alguien, dado que eso también es una parte importante del cuidado que además evita el aislamiento. Son los momentos que más nos cuestan estar en compañía, pero donde más lo necesitamos.
  3. El control es libertad. Identificar, entender y poder expresar es fundamental para poder sentir más seguridad dentro de lo que nos pasa. No hay nada peor que no saber qué nos pasa y, por tanto, no poder sentir que sabemos anticiparlo o evitarlo sino que nos abruma sin previo aviso -eso alimenta la inseguridad y la hipervigilancia-.
  4. La distracción es útil, pero no es la solución definitiva. Nos puede ayudar a alejarnos de lo que sentimos momentáneamente y coger perspectiva pero muchas veces nos perjudica más que lo que pretendemos evitar.
  5. Resignifica Estar atentos a los detalles y matices, intentar entender. ¿qué me pasa? ¿desde cuándo? ¿dónde lo noto? ¿por qué creo que me está pasando? ¿siento que puedo hacer algo al respecto? ¿es más una emoción o está mezclada con otra? ¿qué puedo hacer para sentirme mejor?
  6. Sentido del humor, rodearnos de gente risueña. La risa es medicina, nos ayuda a liberar tensión y es un antídoto contra el estrés. Estar con personas que nos ayudan a conectar con esta parte nos calma y protege.
  7. REPRIMIR EMOCIONES NO FUNCIONA: esta parte es fundamental en terapia y la vemos a menudo. Si sientes que no sabes como afrontar algo, aquí estamos para acompañarte: darle sentido, elaborarlo, entender qué pasa y sentir el respeto y cariño que necesitamos cuando estamos así. Y si al final nos reímos un poquito, mejor 😊

 

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